La Dra. Joyleen Rosas escribe una carta a los Tres Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Hoy siento una emoción grande al escribirles porque siempre han llenado mi corazón de alegría e ilusión. Ustedes me acompañaron en cada Navidad durante mi niñez. Cada regalo que recibí de ustedes, que simbolizó el oro,el incienso y la mirra que llevaron como obsequio al Niño Jesús en su nacimiento, lo recuerdo con amor y gratitud.
Melchor, Gaspar y Baltasar, no me gusta pedir regalos, acepto solo el que me traigan. Pero en esta ocasión necesito tres regalos para entregarlos a mi bella isla de Puerto Rico. No sé cuán fácil o difícil sea para ustedes complacerme, pero mi Isla los necesita con premura. Quisiera que el primer regalo sea Fe, el segundo Esperanza y el tercero Caridad.
Necesitamos abrazar la Fe y aceptar a nuestro Padre Creador como centro y guía de nuestra vida y familia. Así ganará sentido y propósito cada paso que demos. Tener a Dios en cada corazón puertorriqueño hará a sus ciudadanos más fuertes, valientes, empáticos, honestos y sobre todo sensibles.
Necesitamos tener Esperanza. La Esperanza de que nuestra sociedad se calme y cese la violencia, el maltrato, el racismo y el machismo, y se comience a respetar la vida, en su verdadera esencia, y la diversidad para lograr la aceptación de todos los ciudadanos con sus defectos y virtudes. Necesitamos Esperanza para educar y convencer a los niños, jóvenes y adultos de que su futuro será mejor si se planifica lejos de las drogas y las armas. Debemos convencerlos de que el trabajo duro y honesto, centrado en el bien común, hace a las sociedades más sanas, fuertes y felices. Puerto Rico llora cada vez que se entera de tanta agresión.
Necesitamos apoyarnos en la Caridad. Familias puertorriqueñas necesitan la ayuda de otros para manejar su día a día. La soledad, la pobreza y la tristeza invaden los corazones de muchos ciudadanos y aún más en Navidad. La caridad permite, en cierta forma, un balance social. Necesitamos hacer caridad, desde compartir con personas para alejar su soledad hasta obsequiarles algún bien que necesiten. Tenemos que amar a nuestro prójimo para tener felicidad.
Mis queridos Melchor, Gaspar y Baltasar les he dejado saber algunas situaciones que enfrentamos en Puerto Rico y, si humildemente, desean complacerme con los tres regalos, les estaré eternamente agradecida.
Si es posible, no olviden dejarle un regalo a cada niño puertorriqueño. Ellos se lo merecen.
Siempre los querré,
Joy