Con esta distinción la PUCPR inició el VI Congreso Católicos y Vida Pública
El pasado presidente de Cáritas y arzobispo de Tegucigalpa, capital de Honduras, cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, recibió el grado Honoris Causa de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR) durante la celebración del Congreso de Católicos y Vida Pública, celebrado por sexto año consecutivo en la Isla .
Según el presidente interino de la PUCPR, Dr. Leandro Colón Alicea, cardenal Rodríguez fue nombrado por papa Juan Pablo II con el título de Santa María de la Esperanza, siendo el primer hondureño en recibir esta distinción. Entre otros títulos académicos que ostenta el cardenal se destaca su doctorado en teología de la Pontificia Universidad Teranense de Roma. Ha sido además profesor de música, química, física, teología moral y eclesiología, entre otras materias, en diferentes países como en su natal Honduras, así como en Guatemala y El Salvador. Además, cardenal Rodríguez fue presidente de la reconocida organización Cáritas Internacional y rector del Instituto Salesiano de Filosofía en Guatemala. Recientemente, en 2013, papa Francisco lo nombró coordinador del Consejo de Cardenales en la Ciudad del Vaticano.
“Es que cardenal Rodríguez Maradiaga es un testimonio de vida de lo que realmente es ser un cristiano comprometido con aportar a la vida de los demás desde diferentes ángulos. Este reconocimiento es solo una manera de enaltecer la importancia de su obra en la que, con el evangelio como base, exhorta a una convivencia fraternal guiada por el amor con el fin de erradicar la injusticia y la desigualdad. Su vida en sí misma es un llamado a la comunidad católica a reflexionar sobre la dura realidad de los descartados y buscar soluciones”, reiteró el Dr. Colón, presidente interino de la PUCPR.
Este evento marcó la apertura del Congreso Católicos y Vida Pública de la PUCPR. Rodríguez Maradiaga, en su mensaje de aceptación de grado, y a tono con el tema del magno evento, dijo que el cristiano católico en la vida pública debe fungir como defensor de la ecología y la humanidad. “El tipo de progreso de nuestras sociedades hispanoamericanas post industriales, basado en el consumismo y en el aumento rápido de beneficios, ha llevado a un grave desequilibrio ecológico, en todos los sentidos. Consumo exesivo de materias primas no renovables, contaminación sonora, visual y atmosférica, desaparición de especies. A esto sumamos la desfavorable experiencia de calamidades naturales como los huracanes, aquí en el Caribe. Construir, recuperar y fomentar aquellos valores que modelan la conducta a una acción armónica y pacífica es objetivo para la educación actual”.
En esa línea, Maradiaga apostó a la importancia de educar en los valores como una solución. “En la vida pública, como cristianos, tenemos un cometido apremiante. La solución que podemos brindar, desde el pensamiento social y ético de la Iglesia, es la de la educación en valores ambientales, porque esta propone una cultura de vitalidad, respeto y resonsabildiad. Los que participen en el tinglado político y en la vida pública, sobre todo en lo tocante a la probidad y honestidad, que garanticen una solución a la sustentaiblidad de la humanidad, no pueden improvisar. Hay que prepararse a través de la educación formando ciudadanos críticos y comprometidos con los ideales de la democracia, la justicia y el repesto por el otro y por el ambiente”, afirmó.