Necesaria la investigación de la actividad delictiva de la mujer
Gilberto Carrero Justiniano y Lcda. Silka A. Sepúlveda Ramos
“El curso de Seminario Integrador en Criminología (GCRI 641) ha despertado en mí el interés por la investigación criminológica. Esto ya que en este curso tuve la oportunidad de desarrollar un artículo publicable, guiado por la profesora del curso Lcda. Silka A. Sepúlveda Ramos, sobre la Delincuencia Femenil. La experiencia de investigar sobre la delincuencia femenil ha sido gratificante, y de mucho aprendizaje para mí como profesional. Le recomiendo a todos los estudiantes que tomen este curso a que se adentren sin temor en la investigación y aprovechen la oportunidad de desarrollar nuevas destrezas en el ámbito profesional” así lo expresó el estudiante de Criminología Gilberto Carrera Justiniano.
A la hora de encontrar soluciones, y de crear mecanismos de prevención y rehabilitación, el estudio criminológico se hace indispensable. Es por ello que se necesita cambiar la percepción de la mujer. El género femenil ha demostrado que son capaces de equiparar al género masculino en todos los ámbitos, incluyendo el delictivo. Cada vez la incursión de la mujer en actividades delictivas es más evidente. Aunque la delincuencia masculina sigue siendo en proporción mayor que la femenina, la delincuencia femenil sigue siendo un problema social en aumento, y así lo demuestran las estadísticas, en Puerto Rico y en otros lugares del mundo, tales como; México y Estados Unidos.
En Puerto Rico la población correccional se compone de 7,663 confinados de los cuales 7,400 (97%) son hombres y 263 (3%) son mujeres, según el Perfil de la Población Confinada 2019. El 89% (235 de 263) de las mujeres ingresó entre 2010-2019, 9% entre 2000-2009 y 2% entre 1990-1999. Esto demuestra un aumento significativo en el ingreso de mujeres en las instituciones carcelarias del país. Estas incurrieron, 32% (84 de 263) en delitos Contra la Vida, 27% Contra la Propiedad, 11% Contra la Integridad Corporal, 8% Ley de Sustancias Controladas, 7% Ley de Armas, 4% Ley de Violencia Doméstica, 3% Contra la Familia, 2% Derechos Civiles, entre otros.
En Estados Unidos la población correccional femenil está compuesta de alrededor de 231,000 mujeres, 55 de estas se encuentran en el corredor de muerte esperando ser ejecutadas. De estas 231,000 mujeres, 101,000 se encuentran en cárceles locales, 99,000 en prisiones estatales, 16,000 en cárceles federales, 7,700 en detención migratorias, y 6,600 son jovencitas. En México por otra parte, en el año 2017 la población penal femenil rondaba alrededor de 13,448 de estas 11,680 se encontraban allí solo por delitos relacionados con el narcotráfico.
Sin embargo, sigue tarde el estudio criminológico de la delincuencia femenil en Puerto Rico, esto debido a la poca prevalencia al compararse con la delincuencia masculina. Las estadísticas demuestran que hemos subestimado al género femenino en cuanto a la actividad delictiva. La gama de factores que pueden hacer que una mujer incida en la criminalidad es amplia y va desde el entorno social, y familiar, hasta el abuso sexual y el maltrato. Existen también factores endógenos, estos son los que nacen con el sujeto, y actúan hacia el medio exterior, se refieren a cambios en la estructura y funcionamiento corporal, así como las anomalías o defectos y enfermedades corporales, hereditarias o adquiridas, también particularidades en el desarrollo. La conducta delictiva al igual que cualquier otra conducta puede ser aprendida a través del aprendizaje social, y de modelos.
El impacto de este fenómeno en la sociedad puede ser significativo debido al efecto dominó que genera en la familia. El fenómeno de la delincuencia femenil no puede seguir siendo ignorado por la criminología. Es necesario atemperar la investigación criminológica a las necesidades femeninas para lograr así la creación de programas de rehabilitación efectivos.