Padre Albert, Capellán de nuestro Recinto, comparte esta reflexión para que mantengamos nuestra atención al Señor
Leemos en el libro del Deuteronomio:
“Mi padre era un arameo errante. Bajó a Egipto y se estableció allí como emigrante con un puñado de gente; allí se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros antepasados, y el Señor escuchó nuestra voz y vio nuestra miseria, nuestra angustia y nuestra opresión. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo poderoso en medio de gran temor, señales y prodigios.” (cf. Deuteronomio 26, 1-8)
Este pasaje nos enseña varias cosas: que Dios no es ajeno a las cosas que nos pasan. Que Dios siempre responde. Que Dios libera y salva. Pero hay otra enseñanza que es la que destacamos ahora: que Dios se manifiesta, se revela en la historia. Que es en los acontecimientos en donde Él nos sale al encuentro.
Siendo esto así, entonces pidámosle luz para que nos ayude a descubrir qué nos quiere decir Él, qué mensaje nos quiere mostrar en estas circunstancias de la pandemia del coronavirus.
Dirijámonos a Él, orémosle y dispongámonos a escuchar.